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Hacía  tiempo que le daba vueltas a la idea de abrir un blog, pero el vértigo que siempre se apodera de mí delante de una página en blanco me ha frenado una vez y otra. Ahora he reunido, por fin, valor  suficiente  para tratar de conseguir que mi voz, o mis palabras, resuenen por ese amplio universo que es internet, movido por el deseo de encontrar algunos lectores cómplices.

Quiero señalar que el salto al abismo que para mí supone esta exposición en la red no hubiera sido posible -o se hubiera demorado, sin duda, indefinidamente- sin la iniciativa y el empuje de mi compañera de blog, Ana Diego Romero, mi madre, autora de las fotos que acompañarán o serán la raíz de mis textos. Su pasión por la fotografía, su afán por captar a través de la cámara una visión diferente, no convencional, de la realidad siempre han sido un ejemplo y un estímulo para mí.  Ella sabe bien cuánto se lo agradezco.

Sin más preámbulos, bienvenidos a este blog dual al que hemos llamado “La pupila de la palabra”,  un espacio creado por encima de todo con el propósito de despertar emociones  a través de la conjunción de imagen y palabra. Los textos alternarán el verso y la prosa, a discreción. De momento comenzaremos con una entrada semanal que se hará pública los domingos. De manera excepcional, hoy lunes ofrecemos la primera. Aguardaremos expectantes vuestros comentarios, que, sin lugar a dudas, nos ayudarán a mejorar.

                                                                                                               ©Jorgegutiérrezdiego